Mi experiencia al irme de una empresa y decidir comenzar con Seeds
“Qué te pensás, Nacho? ¿Que podés vivir cambiando de trabajo, viajando y haciendo lo que vos querés? En algún momento vas a tener que sentar cabeza.” Esas fueron las últimas palabras que recuerdo de mi último trabajo tradicional.
Era marzo de 2018 y yo estaba sentado junto a un gerente de la aerolínea más grande del país comunicándole que en junio iba a abandonar mi trabajo porque tenía ganas de viajar, abrir la cabeza y buscar un trabajo que me “llene de verdad”. ¿Está mal? Claro que no. ¿Puedo vivir así? No lo sé.
Habían pasado 2 años y medio desde mi ingreso a la empresa como Joven Profesional, puesto pensado para personas que participen en las mejoras de procesos y proyectos críticos dentro de la empresa. La apuesta de la empresa era formarnos, capacitarnos e incentivarnos para que lleguemos a ser los “líderes del futuro”.
El fin de este tipo de programas es acceder y fidelizar a jóvenes talentos que quieran generar impacto, transformar procesos anticuados y traer nuevas oportunidades de negocios en las empresas. Para ese entonces ya era una práctica muy habitual en casi todas las grandes corporaciones.
Yo era el tercero, de 10 jóvenes profesionales, que abandonaba la empresa en el transcurso de dos años y medio. Esto no sucedía solo en esta empresa, otras grandes, referentes en políticas de RRRHH, como AB InBev y Banco Galicia experimentaban problemas similares. Mi jefe sabía esto. Algo se olía mal, el momento era incómodo y los dos estábamos frustrados. La situación me recordaba a una pareja intentando salvar una relación que en realidad ya se había terminado tiempo atrás:
¿Qué pasa con ustedes los millennials? ¿Qué estamos haciendo mal, Nacho?, me preguntó.
Esa pregunta quedó resonando en mi cabeza durante un tiempo. No tenía la respuesta. No sabía qué pasaba, no sabía ni qué era lo que quería yo. Todo lo que sabía es que nosotros, los millennials, nos habíamos vuelto al mismo tiempo una solución y un dolor de cabeza para las empresas que intentaban, sin éxito, retenernos.
Procuré encontrar respuestas a estas preguntas, pero sobre todo, crear una solución para este problema: ¿cómo hacen las empresas para trabajar con una fuerza laboral tan cambiante y desafiante del status-quo?
Éramos varios compañeros de la facultad (ITBA) que estábamos experimentando esta incomodidad. Nos propusimos crear una empresa que tienda a resolver la brecha que se había formado entre nosotros los millennials y las empresas.
Así nació Seeds, una empresa con la visión de evolucionar la forma de trabajar.
En primer lugar, vimos que, desde el lado de los millennials, el problema no estaba en el tipo de industria, ni en el tipo de tareas, ni siquiera en el monto del salario. El problema radicaba, sencillamente, en que la forma de trabajar que nos ofrecían las empresas no era la que queríamos para vivir.
Algunos, locos y arriesgados, se animaban a emprender en el afán de conseguir, en última instancia, trabajar a su manera; nuestra manera. La solución no era tan sencilla. Más del 85% de ellos, terminaban volviendo a las empresas sin haber conseguido incrementar su negocio.
Las empresas, por su lado, comenzaron a experimentar una ola de renuncias voluntarias acentuada en los perfiles que más “críticos” consideran para su futuro. Preocupadas y un poco desesperadas comenzaron a ofrecer “soluciones” para retener a estos talentos: horarios flexibles, home-office, oficinas encantadoras, capacitaciones, café y comida gratis… la lista continua, el problema también.
Frenamos y dijimos: “tenemos que crear una nueva forma de trabajar”.
Esa nueva forma de trabajo debía procurar generar ganancias y beneficios tanto para los millennials como para las empresas. Ninguno de ellos podría, después de todo, prescindir del otro. Las empresas necesitan desarrollar los proyectos que tienen planeados y alcanzar los objetivos propuestos. Y nosotros, los millennials, queremos poder trabajar de la forma que más nos gusta.
Así fue como surgió Seeds, como el resultado de una búsqueda natural y genuina.
Estamos creando un nuevo equilibrio entre todos. Un nuevo concepto de trabajo y colaboración que integra a ambas partes brindándoles lo que están buscando.
Ideamos el concepto Hub de Talentos: conectamos a empresas con equipos completamente customizados para desarrollar proyectos. Pensamos en objetivos, aseguramos resultados y permitimos que se haga de la forma en la que cada equipo y solución requiera. Conservamos el fin, cambiamos el medio.
Contamos con una red de más de 200 talentos, a quienes llamamos seeders. Los seeders son seleccionados por su experiencia previa, intereses y conocimientos. A ellos, que no son nuestros empleados, sino nuestros proveedores, les ofrecemos desarrollar proyectos que generen impacto en empresas. Buscamos darles libertad de elección, propósito, dinamismo y estructura para poder desempeñarse de la manera que buscan.
A las empresas las escuchamos para entender sus necesidades y detectar las oportunidades. Diseñamos juntos un plan de acción, definimos objetivos y luego, formamos un equipocon seeders seleccionados en función a los requerimientos del proyecto. Buscamos darles agilidad, capacidad de implementación e innovación. Brindamos seguimiento y continuamos trabajando en conjunto para siempre garantizar el cumplimiento de las metas propuestas.
Un año después, entendemos que, a fin de cuentas, lo único que teníamos que hacer era integrarnos para que todos saliéramos beneficiados. Era cuestión de imaginar y proponer un nuevo paradigma de trabajo.
Hoy somos 20 empresas y 200 personas construyendo esta nueva forma de trabajar.